A veces la vida cambia…si, te mudas, heredas una casa o simplemente te pones a pensar en ese piso que antes era un refugio para ti y que ahora se te queda vacío. En resumen, te paras a pensar y ahí está, cerrada, acumulando polvo, gastos… y un montón de recuerdos. Pero tener una casa parada no tiene ningún sentido y es que al final, en vez de sumar, se convierte en una carga, y quieras que no, empezarán a romperse las cosas, como por ejemplo las tuberías, que de no usarlas se dañan.
Muchas veces no nos planteamos vender porque da un poquito de miedo, poniendo como excusa y aplazándolo con el «ya veremos», o porque no sabemos por dónde empezar. Pero mientras tanto, esa casa está perdiendo valor, generando gastos de comunidad, seguros, IBI…
Vender no tiene por qué ser complicado ni frío, es más, puede ser una experiencia gratificante y quedarte con un buen recuerdo. Es una forma de cerrar una etapa y abrir otra, con luz, con nuevos recuerdos. A veces es tan sencillo como hacer una valoración, entender bien qué posibilidades tiene la vivienda, y decidir si merece la pena seguir teniéndola parada… o dejar que alguien más la convierta en su hogar.
En Casas con Luz te acompañ
amos en todo el proceso con calma, con claridad, sin presiones y sobre todo, con cariño como la inmobiliaria familiar que somos. Porque sabemos que detrás de cada casa hay historias, y detrás de cada decisión, personas. Si tienes una casa cerrada y estas leyendo esto, quizás sea una señal para hacernos una llamada.